domingo, 8 de junio de 2008

Homenaje a la psicodelia

Confronté la realidad frente a un espejo,
sin embargo, hace muchos años que soy ciego.
Grité la realidad en una muchedumbre,
sin embargo, hace tres días soy sordo.
Y hace cinco minutos soy nadie,
un ente sin perspectivas.
Un algo en el limbo, un algo…
Empiezo a ver, empiezo a oír,
empiezo a creer y así despierto,
comenzando a sentir que estoy vivo.
Quema ver la ceniza ahí abajo
queman los colores sobre el gris caído,
y todo revienta, la existencia
ha sido pulverizada.
Hechos polvo los sueños
una leve brisa los desparrama por el cosmos
y suavemente se aleja el pasado
y en la soledad la vida es más intensa.
Porque solo uno puede devorarse a uno
y devorarse uno es devorar lo más hermoso del mundo.
Que todo lo que podía ser sucedió,
y el futuro es el que no tendría que haber sido.
Pero quién sabe si el futuro no es el que tendría que haber sido
sino que se demoró en la esquina, mirando una flor.
Picando faso, se colgó en la placita
y se hizo uno, flasheando con las nubes en el cielo.
Que le guiñan un ojo y lo invitan a dar una vuelta
una vuelta más a la manzana que la flor lo espera en la esquina.
Cantando por lo bajo, caminando una mañana
que se siente el comienzo de un mundo nuevo.
Y silbando bajito, le regala una sonrisa al amanecer.

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