sábado, 12 de julio de 2008

El tipo

El tipo camina por esa calle de mandioca, le gusta la blanda alfombra, sentía los botines hundirse y en el asfalto resuenan mucho, se multiplican, ensordecen, y lo alejaban de sus inquietudes existenciales. Nunca tuvo familia, pero la había tenido en algún momento. Había firmado cheques, hecho transacciones, pasó sin penas ni glorias por la existencia. Era zurdo.
Se jactaba de ser faquir y en ocasiones demostraba tener un diente de leche prendido en la mandíbula, era buen truco de sacar a relucir su pasado y algunas veces tuvo más colores de los que podía pintar, siempre impresionaba a sus espejos.
Fue sodero en la época de De la Rua, le gustaba la novela con Dady Brieva porque se sentía identificado. En el barrio todos lo conocían por “El Tano”. Fue grandilocuente al plantar en la municipalidad una carpa por los derechos de los poéticos homosexualizados que miran Ante Garmaz. Dio un seminario fugaz y bastante violeta.
La estación está vacía, se puede escuchar el frío. Y algunas sirenas lejanas.
Todo esta limpio en la carpa, entró en un sofá, se convirtió en trébol. Caminó hacia la eternidad y no volvió jamás. Era un tipo muy místico. Usaba zapatos rojos por las dudas.

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