Una hoja da vuelta la esquina, mecida por el viento,
sentir el fulgor de aquellos estupefactos seres
agonizantes entre la delgada línea veloz,
y aunque sabe mirar, en el fondo
siempre supo que no todo se puede mirar.
Como si el espíritu quisiera salir
y siempre se da a través del cuerpo
Brindo por los objetos que miran raro
por las mañanas crudas, las veredas mentirosas.
Y el cuerpo se vacía y el alma también
Y solo queda la luz de tus ojos y una sonrisa difusa.
Desesperanza, ya no mas desesperanza
un lugar, un hueco calido,
donde despertar es darle uso a la razón.
Abrir la puerta,
Tomarse un tiempo para caminar.
Miedo, oscuridad. Lo devora todo a su paso
No confía en despertar, pero en el fondo lo sabe.
Ni la mas puta idea tenia, no podía dejar de ser tan hostil
momentáneamente apagado, no tan como siempre.
Olvidarse de todo la carnalidad
y regalar 5 minutos, de verdad.
Levantar un cimiento en el pensamiento
y cubrirlo con un manto de verdad.
Cuan irremediable suplicio, errante y sensato
quebrado el silencio se aquellos ojos marchitos.
Abrir la puerta, salir a caminar.
Buscar nuevamente el edén.
martes, 12 de agosto de 2008
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