Gallito de humo

“Te encontré un día
humeante, rico.
Compañero, recurrente
y sobre todo
estabilizante.”

..........Un fumador sin ceniceros es como un día de lluvia soleado, y así era Edgar, un fumador melancólico, un melancólico optimista autodestructivo que fuma como si su misión fuera extinguir el tabaco y terminar con la maldición de los nativos americanos de una vez por todas. Sin embargo, no hay ni un solo cenicero, lo que se digna de llamarse cenicero, ya sea por forma o concepto, no, nada de eso. Latitas de paté vacías, vasos, vasos, tapitas de gaseosa o atados vacíos sí, ceniceros ni uno.
..........La habitación se fue llenando de humo, comenzás a dudar si tus invitados no son fantasmas.

Y así me encuentro,
aunque la realidad
y el tiempo me mostraron
tu real desencanto.

..........No pasa nada, nadie te llama, estas cansado de la sociedad, de tus hijos, tu mujer, de Tinelli, el rockanrol y el Papa. Estas cansado, muy cansado. Preferís no decir nada.

Creo que siempre seguirá ahí
espero cambiar mi rumbo

..........Invento maravilloso y siniestro el cenicero, que naciera mucho antes del pitillo, o de la pipa; de hecho su origen es adjunto al del bracero, que sin ir mas lejos es una pipa gigante.

Y ya no pude
seguir sin tu compañía

..........Vengan duendes espaciales, antes pasen por el kiosco, traigan un atado, que es temprano y tengo que comenzar a destruirme.
..........Loco de amor te prendes otro, calculás cuanto falta para navidad y vas preparando la bolsa. Te prendes tres o cuatro más, te subís al trineo y partís a la locura.
..........Y con esta dinámica, nace el arte de fumar. O quizá la necesidad de economizar lo quemado es lo que nos llevó a la quema individual que de económicas no tienen nada, mas bien todo lo contrario, alimentan la voracidad de Edgar, que fuma como un murciélago y no tiene un puto cenicero.