domingo, 31 de agosto de 2008

Mounstrosito

..........La noche enloquecida de cartulinex, el nuevo medicamento de moda, pone a los pibes como locos robando changuitos de supermercado hasta las manijas. Todo a velocidades vertiginosas, una danza macabra con los carritos llenos de vino y el cajero ahí tirado lleno de pañales, o mejor dicho nadando en pañales inertes que solo flotan alrededor y no sé si hundirme o nadar hasta que ni mi cuerpo ni mi alma ni la mente puedan más. Con los ojos cerrados, alguien despierta en una habitación llena de humo, no alcanza a entender nada y se escabulle hasta su cápsula del tiempo, a vivir tiempos mejores. Cómo aquellos soñados ayer bajo las estrellas, junto al mar, esa brisa silenciosa que generaba los más hermosos deseos en mi cuerpo frágil, que se derretía bajo la sábana que me encandila, o son sus ojos que me interrogan recalzándome de caca mental el periscopio. Laurita me llama, pero su garganta se estremece. Tu vieja en el teléfono: vení cucuruchito, esta noche toca Pier en la casa del flaco ese que tiene mirada torcida, creo que también está... No sé
..........Cambio de mambo cuando me vuelvo a encontrar con esa blanca mujer que esporádicamente me visita y no sé si lo hace a propósito o qué, pero cae en los momentos que sabe que le voy a abrir la puerta, y quedar regalado al destino personificando los cuestionamientos, aferrándome a una inexistente cordura. Romper el cascarón de la democracia y continuar viviendo solo disfrutando que aún el aire es gratis, pero afrontémoslo: las pepas ya no pegan lo que pegaban antes, la merca es fea, el faso armonía. Hay que probar siempre cosas nuevas, cosas diferentes. Hasta aburrirnos de tanta cosa nueva y volver al estado primitivo de las casas en los árboles, despiojarse mutuamente, arrancando bruscamente las ideas que tienen desde el nacimiento las primeras sensaciones que nos impregnan. Son tan duraderas que condicionan nuestro futuro, y no. El mar podría acabar con nuestras vidas hoy, o podría ser, solo otro día más. Sabroso, cotidiano. Los paracaidistas de la razón van donde los lleva el viento; siguen su curso sin intentar imaginar tu destino, puede no tocarte la carta para definir el partido, o si, vos sabrás si es el momento o el lugar. Si lo que decidís realmente lo estás decidiendo y si los eternautas del cálculo superior avanzan o solo sienten que lo hacen, por pena de ser los últimos. Los últimos...

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Esto es especial. espectacular.. ----------------------------------------------------- la desicion real.! me encanta.

Anónimo dijo...

hola soy osito cariñosito. queria dejarles mis felicitaciones y un saludo a la madre en el telefono que la re extraño, no aparece nunca la muy chota