¿Qué es una medalla?
un recuerdo
¿cuándo comenzó todo?
mañana cuando abra los ojos.
Pero ¿Cuándo amanece?
Cuando la noche termina
y el silencio es absoluto.
El silencio en mis oídos,
lo absoluto a la altura de mis ojos.
Las ancianas de la infancia ya
murieron ¿cuántos años han pasado?
Si todavía las escucho, me llaman.
¿Hay algo ahí detrás?
Es imposible, hay días que la realidad
te parte la cabeza de un hachazo
cómo el viejo peón, el viejo
que en un ataque de piedad lo ejecutó.
Hoy pobre es cada vez más pobre
¿recuerdas el sonido de los tambores?
Agudos, como gritando.
Miles de voces en trance monótono.
Y ese sonido era tan espeso e irrompible.
El aire de un invierno, de tardes color té
con submarinos y batallas navales
disfrutando de la inocencia del frío.
Nada era lo que parecía ser,
los zombies andaban más furiosos que nunca,
aprendieron a usar anteojos de sol
y ahora son realmente invencibles.
Cagamos fuego, perderemos nuestros cerebros
nuestras almas serán poseídas
y nos convertiremos en simples seres humanos.
¿Seremos capaces de soportarlo?
¿Querremos soportarlo, existirá
una realidad que valga la pena?
¿Es éste un verdadero signo,
es todo esto real?
Bill Gates nos cagó la vida
nosotros, que no jodíamos a nadie…
Nos meten un dedo en el culo
y nos llevan así hasta Siberia
y nos internan en una iglesia
¿pero quién quiere venderle el alma a Dios?
Por un par de monedas se puede comprar mucho
pero ¿quién quiere tanto si se perdió más de la cuenta?
Si cuando no queda nada es más dulce la entrega
y sentimos que el cielo esta lleno de extraterrestres amigos
sin otra chance de verme a migomismo – o a mi mismo
repetido 15 mil millones de veces en burdas copias
de autómatas con sentimientos paralelos
una existencia que choca a 400 kilómetros por hora,
de frente contra un muro de palabras,
tan llenas de odio que se petrificaron.
Los andrógenos andan copados con el tuco
y la abuela pego onda punk rocker
tiñó sus últimas mechas de rosa
y ahora juega a la ruleta rusa con sus amiguitos 50 años menores.
La concha de la lora, yo no tengo un mango
y los chetos toman daiquiri de diamante.
¡Silencio!
Cuando el agua te pasó los tobillos hace rato,
con el agua al cuello, te haces amigo de un sábalo.
Esto es demasiado hasta mañana eternidad
martes, 10 de junio de 2008
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