sábado, 14 de junio de 2008

Malabares y panderetas: una mirada al inconsciente

Puedo volar 43 centímetros
y adormecer este dolor sordo
hasta la llegada del alba,
asimilarme en la inmensidad del cielo
y contemplar los millones de alternativas.
Escapar de la rutina y sentirme
libre corriendo por las nubes
comprendiendo el mensaje
abriendo los poros y los ojos.
Casi sin darme cuenta fui construyendo
edificios de maldad para mis miedos,
frustrados y cansados los rumiantes
se fueron a caminar por lugares lejanos.
No se si buscando soledades
ahogándome estoy en un oasis de recuerdos,
no encontrando a Dios bajo ninguna piedra
quizás es un pez que se aleja en el océano,
sin fuerzas para sostener una flor
ya casi rozando lo pétalos del suelo
siempre con ese brillo particular en los ojos
que dice que cada nuevo intento vale la pena.
Saltando en una pata la abuela se reía
cómo loca, se ve que le pegaron las pepas.
Rojo, azul, violenta, asfixia
silencio, que duele a hospital
… y pensar que me hablan de “deber”
una palabra con la que los hombres
no dejan de ajusticiarse, unos a otros.


Puedo pegarme terrible palo
puedo aterrizar y romperme los dientes,
seguir viviendo hasta que los huesos duelan
y descansar solo cuándo sea la última voluntad,
dejar la mente en blanco
respirar hondo, ver un poco más allá.
Cómo un títere en tiempos sangrientos
me vi nacer de entre mis escombros.
Destellando luz por las manos
impregnando los muros de locura brillante.
Llanto y penumbras nuevamente,
desenriedos y lamentos malogrados por un grito en soledad,
queriendo ser más que solo yo mismo
caminando un desierto que debo atravesar,
caminando a tientas, en la oscuridad
dentro de un Mandala-laberinto.
Quizá el océano sea abarcar demasiado
tarea imposible para mis torpes manos.
Caminando sobre brazas ardientes
con el corazón quemado de intentarlo,
pensando que el futuro es hoy
y sabiéndome dichoso del porvenir.
A esto último, una sola pregunta
¿mañana te aguantás el dolor de piernas?
Que vampiro ni que ocho cuartos,
a mi pagame lo que me debés
o te parto las piernas.

1 comentario:

pio dijo...

"Casi sin darme cuenta fui construyendo
edificios de maldad para mis miedos,
frustrados y cansados los rumiantes
se fueron a caminar por lugares lejanos"
"Puedo pegarme terrible palo
puedo aterrizar y romperme los dientes,
seguir viviendo hasta que los huesos duelan
y descansar solo cuándo sea la última voluntad,
dejar la mente en blanco
respirar hondo, ver un poco más allá."

Terribles pasajes.
Me gustó muchísimo.